Uno de los problemas con los que más nos topamos como cristianos es la falta de oración. Como pastor me he llevado la gran decepción al encontrar hermanos con grandes problemas espirituales, familiares, económicos, emocionales pero que jamás han siquiera doblado sus rodillas para pedir auxilio al SEÑOR (Mateo 14:30).
Entonces, desde mi punto de vista y experiencia algunas razones por los que muchos cristianos no oran o les cuesta orar son las siguientes:
Enfocan su mente en "otras cosas"
Vivimos en tiempos de redes sociales, donde la mayoría de nuestro tiempo lo gastamos viendo notificaciones en Facebook, viendo publicaciones que otros comparten, etc. Para muchas personas casi todo su tiempo, enfoque y actividades giran alrededor de las redes sociales (no estoy diciendo que las redes sociales sean malas) sino, cuánto tiempo te roban; y más personalmente, ¿te están robando tu enfoque de la oración? Por supuesto, no sólo podemos enfocar nuestra mente en las redes sociales, hay muchas cosas que nos pueden robar el enfoque. Es aquí donde se hace necesario poner en práctica el principio de Jesús a Marta: solo una cosa es necesaria (Lucas 10:42) y enfoque su mente en estas cosas que nos recomienda Pablo en Filipenses 4:8.
Falta de hábito
Una segunda razón por la cual las personas no oran o les cuesta orar es porque no han hecho que la oración sea parte de sus vidas. Orar no se da así por así. Debemos aprender a ser disciplinados con nuestro tiempo de oración, y en este punto, el MAESTRO de la oración es el mismísimo hijo de Dios, JESÚS. Él nos enseña que orar es importante, por lo tanto, establezca un horario y un lugar sin perturbaciones donde pueda estar a solas con el SEÑOR (Marcos 1:35).
Pecados no confesados
Una tercera razón por la cual las personas no oran o les cuesta orar es por vivir una vida controlada por el pecado. Lo que quiero decir con esto es que hay muchos cristianos dominados en sus mentes (ya se consciente o inconscientemente) por pecados que los alejan de Dios; y como el pecado cuando no se confiesa a Dios y se aparta, lo que produce es alejamiento, y ese alejamiento se empieza a notar en la falta de oración, luego en la pérdida del gozo. Por eso, debemos confesar nuestros pecados a Dios (Juan 1:8-9) aún aquellos que nos son ocultos (Salmo 19:12).
Poca confianza en la oración
Un cuarto elemento por el cuál no oramos o nos cuesta orar es la duda. La duda nos lleva a pensar si la oración puede realmente cambiar las cosas a nuestro favor, o si orar realmente puede hacer algo diferente en nosotros. No obstante, las promesas de Dios con respecto a responder nuestras oraciones abundan a lo largo de la Biblia. Nos anima a orar con nuestra fe puesta en Dios (Marcos 11:22-24); nos anima a pedir en oración y nos garantiza respuesta (Mateo 7:7-11; Jeremías 33:3); nos anima a ser perseverantes en la oración (Lucas 18:1-8).
Considero, en esta ocasión, que estos son los cuatro elementos principales por los cuál nos cuesta orar. Sé que existen otras razones bíblicas, pero la mayoría se debe a estas. Por supuesto, orar requiere esfuerzo, así que yo le animo a que a partir de hoy, usted se esfuerce por enfocar su mente en la oración, por establecer el hábito de orar siempre a Dios (establezca una hora y un lugar adecuado para orar), y si hay pecados en usted no confesados, es de gran importancia que usted se esfuerce por confesarlos al SEÑOR.
Comience hoy a orar y verá la fortaleza que recibirá, las puertas que se le abrirán el poder que experimentará.
Dios te bendiga.
Ps. Lael Fernández.
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